Translate

miércoles, 25 de marzo de 2015

Dos meses

Hace dos meses el fútbol derramó una lágrima,  hace dos meses mi alma se desvaneció, hace dos meses la pelota se sintió sola. Hace dos meses dijiste adiós.
¿Por qué dijiste adiós, Román?, ¿por qué no esperaste un poco más?,  ¿por qué entristeciste al fútbol?, ¿por qué dejaste a la pelota en soledad?
Hace dos meses que al fútbol le dijiste adiós y ya nada es igual. La pelota sigue buscando tus pies, tus besos, tus caricias, tu amor. Ese amor que la llevaba a realizar movimientos casi impensados, mágicos, como sólo lo hacía con vos. Porque aunque muchos la utilicen, ella fue, es y será tu fiel compañera. Siempre te pertenecerá, aunque el sol se congele, aunque los mares se incendien.
Sos un abanderado del fútbol, sos escudo del buen juego, sos insignia de talento, sos un himno eterno. Sos magia, sos un maestro, sos eso que pasa y no entiendo. Sos sonrisa, sos luz, sos una estrella terrenal que brilla como las del cielo. Deleitaste al mundo con tu juego, cumpliste fantasías, alcanzaste tus sueños.
Dos meses pasaron y mi corazón te sigue buscando, sigue esperando tu vuelta, se mantiene ilusionado. Y creeme, te esperará eternamente porque lo marcaste a fuego al igual que a mi vida, porque le provocaste sonrisas, porque le regalaste alegrías. En mis recuerdos seguís siendo futbolista, pero la realidad me choca y me hace entender que abandonaste los cortos, aunque ellos no te quieren abandonar.
Recibiste miles de aplausos, pero algunos quedaron pendientes. Tus oídos se endulzaron con gran cantidad de ovaciones, pero hay muchas que todavía no recibiste. Tu magia impregnó decenas de canchas, pero otras decenas te están esperando. Millones de personas disfrutamos de tu juego, pero otros millones no van a tener la posibilidad. 
No sabés cuanto daría porque aparezcas por La Boca diciendo que vas a volver. No sabés cuando deseo que entres a La Bombonera a jugar, a brillar, a iluminar la cancha con tu magia. No sabés lo bien que me haría que te pongas los cortos, que luzcas la 10. La 10 de Boca que es tuya y sólo tuya, aunque la prestes, aunque otro la use, aunque nos hagan creer que esa emblemática camiseta de es de otro, ¡ja!, ¿se creen que no sabemos que te pertenece?, ¿se creen que te olvidamos?
¿Por qué te espero?, ¿por qué mantengo la ilusión de tu vuelta?, por amor, mi querido Román, por amor y nada más que amor. Por amor a vos, mi máximo ídolo en el fútbol, la persona que más me hizo disfrutar de su juego, el hombre que con sólo tocar una pelota, ha logrado hacerme feliz.
Me dirán loca, me dirán ilusa; al fin y al cabo me da igual, yo aquí te seguiré esperando, aunque quizás nunca volverás.

Gracias por tanto, Riquelme. Ojalá que algún día tenga la dicha de conocerte, para decirte cuanto te amo y más que nada para agradecerte.