Aquellos partiditos por la coca, aquel lugar que ni siquiera
tenía forma de cancha, con un arco improvisado con dos piedras y una pelota que
con suerte, estaba inflada, eran factores comunes de todas nuestras tardes, a
pesar del clima, a pesar de nuestro cansancio, a pesar de todo. No nos
importaba llevar los botines Nike, no nos desvelaba tener la mejor pelota,
¿para qué?, sin con zapatillas viejas se puede jugar y hasta una botella sirve
de balón.
Inventábamos reglas y teníamos fobia a que una vecina nos
saque la pelota, si por esos movimientos caprichosos de la misma, caía en su
patio. ¿Los árbitros?, solo aparecían en la televisión y el pitazo final, era una
mamá gritando para que unos de los jugadores vaya a su casa o en otros casos,
cuando el dueño del balón se enojaba y decidía irse, envuelto en llanto y berrinches. Los partidos terminaban con resultados
irrisorios, plagados de goles o también aparecía el famoso “gol gana” y ahí, el
encuentro se ponía más picante que nunca. Recuerdo esto y una sonrisa se esboza
en mi rostro y mi alma me recuerda, con un dejo de nostalgia, a cuando era una
nena chiquita y jugaba con los varones “a la pelota”. Ese juego tan lindo, sano y
apasionante, compañero de cada día.
Al crack del lugar (cosa que nunca fui), se lo disputaban
los dos capitanes y durante el partido, recibía los golpes más fuertes y tal
vez, si era afortunado, algunos de esos golpes se cobraran y reitero, solo con
una gran cuota de fortuna, porque el “siga, siga”, era moneda corriente. Las
tácticas, eran pensadas al mejor estilo Guardiola, Klopp, Bilardo, Menotti,
Bianchi, etcétera (elija usted el que más le guste y si no está en esta lista,
tenga la libertad de agregarlo mentalmente) y la elección de jugadores para
cada puesto, era algo más o menos así:
-Arquero: el más gordito, porque teniendo en cuenta sus
dimensiones, el arco iba a estar más protegido. O en su defecto, el jugador
menos habilidoso.
-Defensores: los “pata duras”, los que no le hacían goles ni
al arco iris y en algún lugar había que ponerlos, ¿no?. (Cabe aclarar, que hay
defensores que juegan muy bien. Tenemos a Lahm en actividad, por citar un
ejemplo)
-Mediocampistas: los pensantes y los que sabían administrar
la pelota. Aquellos pibes que soñaban con ser un Riquelme, un Iniesta, un Pirlo,
un Zidane…
-Delanteros: los goleadores, los cracks, las estrellas del
equipo y los que primero agarraban la coca cuando el equipo ganaba.
Por lo general, el arco era el puesto menos requerido y por
regla fija, el dueño de la pelota, jamás lo ocupaba.
Estos recuerdos son caricias al corazón, hoy seguimos
jugando, pero ya no se vive como antes. Que puro que era todo, una coca era
nuestra Copa Libertadores, un patio era nuestro estadio, ¿y nuestra paga por cada partido?, la
satisfacción de jugar al deporte que amamos, eso que parece tan simple, pero a
la vez tan gratificante.
Gracias, fútbol de la calle, gracias por tantos momentos
felices.
lindas palabra jesi, toda mi infancia jugando a la pelota en la calle, y refleja fielmente como era. saludos
ResponderBorrarMuchas gracias, Alan. Que tengas un gran 2015. Saludos.
BorrarNo de nada, espero que escribas sobre Roman un dia, saludos feliz año
BorrarSi, algo de Riquelme voy a escribir seguro. Gracias por leer. Un beso.
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