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sábado, 3 de enero de 2015

Llora la pelota

Ella es caprichosa, pero su llanto no es por capricho. Llora la pelota y tiene argumentos, llora por dolor, llora en el vaivén que ejecuta de un pie hacia el otro, besando el verde césped de la cancha. Llora ella, y llora el fútbol.
Llora al ver como por unos pocos, las canchas se convirtieron en auténticos campos de batalla en los que impera la violencia y la intolerancia. Llora al observar como ese padre ya no lleva al hijo al estadio por miedo, como esa mujer teme ante la mirada amenazante de un barrabrava, como ese hincha que concurría a ver a su equipo siempre, ya no lo hace más porque la vida se le extinguió en una pelea por un partido.
Llora y se pregunta hasta cuándo, llora y piensa en los casi 300 muertos a raíz de la violencia en el fútbol y le aterroriza la idea de saber que pueden ser más.
“¿Quién tiene que actuar frente a esto?, ¿qué culpa tiene el hincha común, el que ama al club, de que unos violentos solo quieran hacer daño?”, se pregunta mientras sigue danzando entre los jugadores.
La número 5 entiende, la número 5 siente dolor al ver cómo va perdiendo protagonismo en los medios, viéndose desplazada por las noticias de violencia en este deporte tan lindo, que a veces se ve ensuciado por estas cuestiones.
“La pelota no se mancha”, dice el Diego,  pero hoy vemos que, lamentablemente, esa afirmación se tira a a la borda, porque el balón está manchado. Manchado por sangre, manchado por lágrimas, manchado por dolor, manchado por unos inadaptados a los que poco le importa el sentimiento por un club y actúan como asesinos frente a un resultado deportivo. Por esto la pelota llora, por esto ella derrama sus lágrimas.
La pelota llora y tiene miedo.  Su miedo, es el miedo mío, es el miedo tuyo, es el miedo de todos los futboleros. Tiene miedo de que las canchas dejen de contar con la presencia de los hinchas, tiene miedo de que los violentos se apoderen de este deporte, tiene miedo de que el fútbol, deje de ser fútbol.
La pelota pide un fútbol en paz y sin violencia, como el que queremos todos.



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