Translate

viernes, 2 de enero de 2015

Y se va...


Y se va, decide irse. Me arriesgo a pensar que no miente cuando dice que esta decisión fue la más difícil, porque él ama a su club, tanto como yo al mío o como vos amás al tuyo.
Seguramente una lágrima rozó sus mejillas al decidir aquello tan duro, tan triste, tan doloroso, así como mi corazón lloró al enterarse de esta noticia que parecía tan lejana, pero que finalmente llegó. Hay momentos que quisiéramos que nunca lleguen, decisiones que esperamos que jamás se tomen, pero el tiempo corre y no se detiene. Todos sabíamos que este día llegaría, que en un momento nos íbamos a topar con esto, con ese par de palabras que queríamos que nunca se den a la luz.
Nunca estamos preparados, nunca para esto. Y a mí, aunque no sea hincha del Liverpool, esta noticia me cayó mal, como un balde de agua fría, o, hablando en términos futboleros, como cuando me hacen un caño. Es que ya quedan pocos fieles en el fútbol, no hay muchos amantes a un club que continúan en el mismo a pesar de todo, y él, es el claro ejemplo del jugador fiel, el terror de los clubes que prefieren a futbolistas movilizados por el dinero y no por el arraigamiento a un equipo, a una institución, a unos colores que atraviesan al corazón.
Al final la temporada, se va del Liverpool y una historia de fidelidad, llegará a su fin, se cerrará el capítulo, no sin lágrimas en los ojos, no sin tristeza en el alma, no sin antes preguntarse por qué.
La cinta de capitán lo extrañará y se verá despojada de su eterno compañero, de aquel que supo y sabe portarla con honor, garra y fútbol. Anfield se sentirá raro al no ver en su verde césped a este gigante y los hinchas ya no lo verán en acción, portando la camiseta de su equipo, dejando hasta el corazón en la cancha y un poco más también.
Pero hay un lugar en el que continuará brillando con la del Liverpool, hay un lugar en el que aunque pasen los años, seguirá destacando y mostrando su talento en un rectángulo rodeado de gente en el que se hizo leyenda, en el que pasó de ser un jugador común, a ser referente. Ese lugar es la memoria, en ese rincón de nuestros recuerdos atesoraremos cada gol, cada triunfo, casa pase, cada función de magia, cada partido en los que nos deleitó (y nos continuará deleitando) con su juego. Las leyendas nunca mueren, los grandes no se olvidan y Steven permanecerá presente en su club, aunque el tiempo pase, aunque la vida siga, aunque miles de jugadores se luzcan en ese equipo.
Gracias, Gerrard. Que estos meses que le quedan a la temporada, sean memorables, y tranquilo, Anfield te estará esperando para cuando quieras darte una vuelta.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario